En un cruce inédito entre ciencia, filosofía y tecnología, un grupo argentino conformado por tres científicos y un filósofo fundó una startup dedicada a acelerar el descubrimiento de nuevos medicamentos mediante inteligencia artificial (IA). La empresa, según relata Ámbito Financiero, utiliza algoritmos de aprendizaje automático para simular interacciones moleculares y optimizar procesos que, de manera tradicional, llevan años de investigación.

El proyecto nació de la colaboración entre investigadores de las áreas de biotecnología, química computacional y neurociencia, con el agregado de una perspectiva filosófica sobre el impacto ético y social del desarrollo farmacéutico. El enfoque interdisciplinario se refleja tanto en la metodología como en los objetivos: mejorar la eficacia de la investigación clínica y garantizar que los futuros tratamientos sean accesibles y transparentes.

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La tecnología de la startup permite analizar bases de datos genéticos y bioquímicos con una velocidad sin precedentes. A través de modelos de predicción, los sistemas identifican posibles combinaciones de moléculas con capacidad terapéutica y descartan aquellas que presentan riesgos o baja eficacia. Este filtrado anticipado ahorra millones de dólares en fases de laboratorio y ensayos clínicos.

Además, el modelo de negocio apunta a colaborar con laboratorios públicos y privados que no cuentan con estructuras propias de I+D. Mediante acuerdos de licencia o desarrollo conjunto, la empresa busca posicionarse como un puente entre el conocimiento científico y su aplicación concreta en tratamientos para enfermedades complejas, desde patologías neurodegenerativas hasta tipos raros de cáncer.

El rol del filósofo en la startup no es decorativo. Según explican sus fundadores, su tarea es pensar críticamente las implicancias sociales del uso de IA en la salud, desde la privacidad de los datos genómicos hasta los criterios de acceso a los medicamentos desarrollados. “No se trata solo de encontrar la molécula más efectiva, sino también de preguntarnos para quiénes y cómo va a estar disponible”, señalaron.

El emprendimiento recibió el interés de fondos de inversión tecnológica y fue premiado en una feria internacional de innovación científica. Actualmente, se encuentra en fase de validación de su primera molécula candidata, con ensayos preliminares en colaboración con centros de investigación de Europa y América Latina.

Este caso demuestra cómo la conjunción entre ciencia de frontera, pensamiento crítico y tecnología disruptiva puede generar soluciones concretas en un área vital como la salud. En un país con tradición científica y talento académico, iniciativas como esta ofrecen una alternativa innovadora y de alto impacto social.

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