El expresidente y candidato republicano Donald Trump anunció que, de regresar a la Casa Blanca, impondrá aranceles del 30% a los productos importados desde México y la Unión Europea, en un nuevo capítulo de su estrategia comercial proteccionista. La declaración fue formulada en un acto de campaña en Ohio y generó una inmediata reacción en los mercados internacionales, así como preocupación en gobiernos y empresas exportadoras. Según informó Ámbito Financiero, la medida apunta a reducir el déficit comercial estadounidense, proteger la industria local y enviar una señal política a su base electoral.
Trump justificó la propuesta señalando que “los socios comerciales de Estados Unidos se han aprovechado durante demasiado tiempo” y que es hora de “reconstruir la economía nacional desde adentro hacia afuera”. La promesa de nuevos aranceles forma parte de su plataforma para 2025 y recupera el tono de su primera gestión, cuando impuso restricciones similares a productos chinos, europeos y latinoamericanos.
La eventual aplicación de aranceles del 30% tendría un impacto significativo en sectores clave como la industria automotriz, la maquinaria, los alimentos y los bienes de consumo. México, el principal exportador hacia EE.UU. en América Latina, sería uno de los países más afectados, tanto por el volumen como por la integración de cadenas de valor con empresas estadounidenses.
En el caso de la Unión Europea, las tensiones se concentran en rubros como vinos, autos, productos agrícolas y tecnología. Desde Bruselas, ya se anticipó que cualquier medida de esa naturaleza violaría acuerdos vigentes en la Organización Mundial del Comercio (OMC) y que se analizaría una respuesta simétrica.
La medida también preocupa a países como Argentina, que si bien no están directamente mencionados, podrían verse afectados indirectamente por la contracción del comercio global, el encarecimiento de insumos y la reconfiguración de rutas comerciales. La industria nacional exportadora de alimentos procesados y maquinaria depende en parte de mercados que podrían volverse más restrictivos.
Analistas señalan que, más allá del efecto inmediato, el anuncio busca consolidar el discurso de Trump frente a un electorado trabajador que ha sido golpeado por la deslocalización industrial. Sin embargo, también advierten sobre los riesgos de represalias comerciales, aumento de precios y tensiones diplomáticas que podrían debilitar la recuperación económica global.
La amenaza arancelaria revive el debate sobre los límites del libre comercio y las nuevas formas de nacionalismo económico. De concretarse, marcaría un giro respecto al rumbo tomado por la administración Biden y abriría una etapa de mayor conflictividad en el escenario internacional.