El precio internacional de la soja, el principal bien de exportación de la Argentina, cayó a su nivel más bajo desde 2010, encendiendo alertas en el sector agroindustrial y en las arcas del Estado, que dependen fuertemente de las retenciones para financiar parte del gasto público. Según informó Infobae, el descenso se explica por una combinación de factores internacionales, entre ellos una mayor oferta global, demanda ralentizada y condiciones climáticas favorables en países competidores como Brasil y Estados Unidos.
Desde la Bolsa de Comercio de Rosario advierten que el mercado está condicionado por las perspectivas de cosechas récord en el hemisferio norte, sumado a una menor demanda por parte de China.
La tonelada de soja se ubica por debajo de los 400 dólares en el mercado de Chicago, una cifra que contrasta con los valores récord de más de 600 dólares alcanzados en 2022. Este descenso impacta directamente en la liquidación de divisas por parte del complejo agroexportador, que ya venía mostrando un menor ritmo en comparación con años anteriores.
El efecto inmediato se ve en la recaudación fiscal: con menores precios, el ingreso por derechos de exportación cae, complicando los esfuerzos del gobierno nacional por sostener el superávit primario. El Ministerio de Economía monitorea la situación con preocupación, ya que la baja en los ingresos por retenciones coincide con una mayor presión de gobernadores y legisladores por aumentar el gasto social y productivo.
Los productores agropecuarios también se ven afectados por esta nueva coyuntura. Si bien muchos ya habían comercializado parte de su cosecha anticipadamente, los márgenes de rentabilidad se reducen, sobre todo en zonas con costos logísticos elevados. La situación podría desincentivar futuras inversiones si los precios no logran una recuperación sostenida.
Desde la Bolsa de Comercio de Rosario advierten que el mercado está condicionado por las perspectivas de cosechas récord en el hemisferio norte, sumado a una menor demanda por parte de China, el principal importador global de soja. Además, el fortalecimiento del dólar en los mercados internacionales presiona a la baja a los commodities agrícolas.
El panorama abre interrogantes sobre la estrategia de inserción internacional del país. La falta de acuerdos comerciales con grandes bloques, como la Unión Europea o Asia, deja a Argentina en desventaja frente a competidores que acceden con menores aranceles. En este contexto, los especialistas plantean la necesidad de diversificar la matriz exportadora y fomentar cadenas de valor con mayor valor agregado.
Por ahora, la tendencia bajista parece consolidada. La soja, históricamente considerada el “dólar verde” de Argentina, enfrenta una etapa de incertidumbre, lo que podría recalibrar las expectativas económicas para el segundo semestre del año.