El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, aseguró que los recientes ataques conjuntos de Israel y Estados Unidos contra instalaciones nucleares en Irán evitaron que el régimen de Teherán adquiera un arma nuclear en el corto plazo. Según declaraciones recogidas por medios internacionales y reproducidas por Infobae, sin esa intervención militar, Irán habría tenido capacidad de fabricar una ojiva en menos de un año.

La afirmación de Netanyahu se inscribe en un contexto de alta tensión geopolítica en Medio Oriente, con crecientes fricciones entre Irán y el bloque liderado por Washington y Tel Aviv. El gobierno israelí sostiene que las acciones militares fueron preventivas y que lograron desarticular parte del programa nuclear iraní, especialmente en sus plantas de enriquecimiento de uranio.

Las autoridades iraníes, por su parte, condenaron los bombardeos y aseguraron que su programa tiene fines pacíficos. No obstante, fuentes del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) habían alertado en los últimos meses sobre la aceleración en la producción de uranio altamente enriquecido, lo que aumentó las sospechas de que Teherán podría estar desarrollando capacidades bélicas.

Netanyahu remarcó que la seguridad de Israel depende de impedir que Irán se convierta en una potencia nuclear, y advirtió que su país está preparado para repetir acciones similares si la amenaza persiste. La administración de Joe Biden, si bien mantuvo una postura más moderada, respaldó los operativos y reiteró su compromiso con la no proliferación en la región.

La comunidad internacional observa con preocupación el aumento de las tensiones, ya que una escalada podría derivar en una guerra abierta en la región, con consecuencias imprevisibles. Rusia y China llamaron a la moderación, mientras que países árabes del Golfo han evitado pronunciamientos firmes, aunque ven con alarma la posibilidad de un Irán nuclear.

El conflicto también tiene implicancias políticas internas para Netanyahu, quien busca reafirmar su liderazgo en un escenario de fuerte polarización en Israel. Las operaciones militares fortalecen su imagen de firmeza, aunque sectores opositores critican la falta de diálogo diplomático y advierten sobre el riesgo de una confrontación prolongada.

Mientras tanto, Irán anunció que continuará con su programa nuclear “dentro del marco legal”, pero dejó la puerta abierta al diálogo si se levantan las sanciones económicas. El equilibrio entre disuasión militar y negociación diplomática volverá a ser clave en los próximos meses para evitar una nueva crisis internacional.

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