La industria farmacéutica argentina quedó en una posición incómoda luego del anuncio del expresidente estadounidense Donald Trump, quien prometió imponer aranceles del 30% a productos provenientes de varios países, incluidos aquellos con tratados comerciales con Estados Unidos. Aunque Argentina no figura entre los principales afectados, el sector local teme un efecto indirecto sobre los mercados y las cadenas de suministro globales.
Según informa Filo.news, Cancillería se encuentra en estado de alerta, ya que varias empresas farmacéuticas locales exportan insumos o medicamentos genéricos a países que sí se verían directamente alcanzados por la medida, como México y algunos estados europeos. El temor es que se genere una sobreoferta en mercados alternativos o que se encarezcan insumos importados necesarios para la producción local.
El impacto se da en un contexto en el que la industria ya atraviesa dificultades por el aumento de costos logísticos, la volatilidad del tipo de cambio y la retracción del mercado interno. A esto se suma la incertidumbre regulatoria en torno a la aprobación de nuevos productos y la actualización de precios autorizados por el Estado.
Representantes del sector advierten que, de concretarse los nuevos aranceles, podrían producirse desvíos de comercio que afecten la competitividad de los laboratorios nacionales. Además, una suba de precios globales en principios activos —como consecuencia de represalias o cambios de ruta comercial— generaría presión adicional sobre los márgenes de rentabilidad.
El gobierno argentino busca negociar condiciones favorables para preservar los flujos de comercio y garantizar el acceso a insumos clave. Al mismo tiempo, estudia medidas para proteger a los productores locales frente a un eventual incremento de importaciones subsidiadas o trianguladas desde países que reorienten su producción.
La situación revela la alta sensibilidad de la industria farmacéutica a los cambios en el contexto global. La dependencia de materias primas extranjeras, sumada a una estructura de precios regulada, deja a muchas empresas en una posición vulnerable ante las oscilaciones del comercio internacional.
El caso también abre un nuevo frente en la relación comercial entre Argentina y Estados Unidos, que ya presentaba tensiones por cuestiones sanitarias y ambientales. Si bien aún no se conocen los detalles finales de la política arancelaria de Trump, su sola mención ya produjo movimientos en los mercados y encendió alertas en sectores estratégicos de la economía argentina.