En una época dominada por la música en streaming y los asistentes por inteligencia artificial, la empresa Maxell decidió dar un giro nostálgico e innovador al mismo tiempo: relanzó su histórico walkman, el legendario reproductor portátil de casetes que marcó una era en los años 80 y 90. Según informa Infobae, el nuevo modelo mantiene el diseño clásico, pero incorpora mejoras tecnológicas que lo adaptan a los hábitos y necesidades de los usuarios actuales.

El regreso del walkman no es simplemente una reedición retro: se trata de una reinterpretación del dispositivo, que busca combinar la estética analógica con las funcionalidades del presente. El reproductor fue relanzado bajo el nombre “Maxell MX-S1” y conserva el formato de casete físico, pero suma componentes como conectividad Bluetooth, batería recargable por USB-C y salida de audio mejorada para auriculares modernos.

El dispositivo apunta a un nicho creciente de consumidores que valoran el audio en formato físico y el ritual de escuchar música de forma más deliberada y menos algorítmica. En ese sentido, se conecta con el mismo fenómeno que revitalizó el vinilo y los discos compactos, impulsado por melómanos, coleccionistas y una nueva generación atraída por lo tangible en medio de la virtualidad.

Maxell también relanzará una línea de casetes vírgenes y ediciones especiales de álbumes icónicos en este formato, lo que completa la experiencia para quienes quieran revivir —o descubrir por primera vez— la cultura de las cintas. Además, el MX-S1 vendrá acompañado de una app móvil para gestionar listas, acceder a contenidos complementarios y calibrar el sonido, generando un puente entre el pasado y el presente.

El regreso del walkman fue presentado en Japón, con una gran repercusión entre fanáticos de la tecnología retro. Se espera que llegue a América Latina antes de fin de año, con precios que, aunque más elevados que los de un reproductor digital común, apuntan a un público que busca una experiencia más inmersiva y estética.

Este movimiento de Maxell forma parte de una tendencia global de resignificación de productos analógicos, donde la experiencia sensorial y emocional cobra protagonismo frente a la instantaneidad del consumo digital. En vez de competir con Spotify o YouTube Music, el nuevo walkman propone una pausa: elegir un casete, colocarlo, oprimir “play” y dejarse llevar por la cinta magnética.

El éxito del lanzamiento dependerá tanto del marketing como de la fidelidad del audio, pero una cosa es segura: el walkman ya no es sólo un ícono del pasado, sino también un objeto de culto que renace con identidad propia en pleno siglo XXI.

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